1 de diciembre de 2008

P.D. James: "Creo que la mayoría de nosotros somos bastante capaces de cometer pecados atroces"

La novelista británica P.D. James (1920) comenzó su carrera literaria relativamente tarde. A los cuarenta y dos años publicó su primera novela, "Cover her face" (Cubrirle el rostro), con la que daría inicio a una sucesión de éxitos que se extiende hasta el presente. Empleada durante más de treinta años en la burocracia estatal al servicio de Su Majestad, pasó a ser conocida a partir de sus libros como la "Dama del crimen", reflotando de alguna manera la tradicional novela de enigma que habían cultivado sus compatriotas Agatha Christie (1890-1976) y Dorothy Sayers (1893-1957). Entre sus obras más renombradas figuran "Unnatural causes" (Muertes poco naturales), "Death of an expert witness" (Muerte de un forense), "Original sin" (Pecado original) y "The lighthouse" (El faro), cuyo protagonista es el detective poeta Adam Dalgliesh. Acaso su mejor novela sea "Innocent blood" (Sangre inocente), en la que, curiosamente, no aparece el infalible inspector. Cuando editó "Death in holy orders" (Muerte en el seminario), la -desde 1991- baronesa Phyllis Dorothy James concedió la siguiente entrevista al periodista Robert McCrum del periódico dominical londinense "The Observer", en cuya edición del 4 de marzo de 2001 apareció publicada.¿Qué es "Muerte en el seminario"?

Es una clásica historia de detectives británica. Hay una misteriosa muerte, un círculo cerrado de sospechosos (con los medios, la motivación y la oportunidad), un detective que llega a investigar y una solución a la que el lector debe ser capaz de llegar a través de un proceso de deducción lógico a partir de las pistas que van apareciendo. Es también una novela sobre el estado de la Iglesia de Inglaterra.

Las "Chronicles of Barsetshire" (Crónicas de Barsetshire) de Anthony Trollope parecen estar muy presentes en el libro. ¿Es usted consciente de su influencia?

El es uno de mis novelistas favoritos, pero no creo que sus "Crónicas..." aparezcan, incluso subconscientemente.

¿Existió un momento de inspiración particular para este libro?

Creo que fue la combinación de querer establecer la trama en una institución cerrada por un lado y que ocurriera en la parte más solitaria de la costa de Anglia Oriental por el otro.

A lo que es usted muy aficionada.

Es el escenario de muchas de mis novelas. Ha habido demasiadas novelas de detectives que transcurren en las universidades y colegios. En mi opinión, tanto Oxford como Cambridge han sido bastante utilizados.

Usted se refiere a Dorothy Sayers, Margery Allingham y Ngaio Marsh. ¿Está usted dentro de esa tradición?

No son mis modelos, pero creo que estoy dentro de esa tradición. La literatura policíaca se ha movido mucho en el sentido de incorporar detectives a la ficción. Ya no se afirma sobre la confianza en la probidad del sistema estatal, incluída la policía. Los detectives permiten acercarse más a la fantasía romántica. Ellos son profesionales que realizan un trabajo difícil en un mundo moderno. Una de las grandes virtudes de las historias de detectives en la década de 1930 fue que dieron una descripción extraordinaria de la vida tal como era entonces. Si uno quería saber lo necesario como para trabajar en una agencia de publicidad en Londres entre las dos guerras mundiales, debía leer "Murder must advertise" (Muerte, agente de publicidad).

Usted no incluye a Agatha Christie.

Ella está en un nivel diferente.

¿Inferior?

Como novelista, no podía escribir como los demás, pero su logro fue absolutamente sorprendente. Puede ser fácil criticarle el estilo, pero ella le dio placer a millones de personas. Creo que hacía magia con sus obras literarias. Ella tenía las cartas en la mano y movía los dedos con astucia, por supuesto, hasta que el lector leía lo suficiente como para ver el tipo de truco que realizaba.

¿Cuál es la atracción del asesinato? Usted escribió: "Había veces en que se preguntaba si esa emoción visceral que sentía ante la sangre no era incómodamente lujuriosa. Ciertamente era algo así como un deporte sangriento". ¿Es así como usted lo siente?

El asesinato es el único crimen para el que nunca se podrá hacer una reparación a la víctima. Al dar los pasos hacia el asesinato, el asesino cruza una línea invisible que lo separa para siempre del resto de nosotros. Se trata de un acto sorprendente que consideramos con fascinación horrorizada. Creo que la mayoría de nosotros somos bastante capaces de cometer pecados atroces, pero comparativamente, pocos de nosotros somos capaces de planificar deliberadamente la muerte de otro ser humano.

¿Cree usted en Dios?

Sí.

¿Qué tipo de Dios?

Siendo muy joven abandoné la idea del caballero bondadoso que habita los cielos. Yo siempre he creído que Dios no era visible.. Siempre he pensado en él como un espíritu morador. Desde luego, creo que es el amor, lo que significa que nunca he sido capaz de explicar o nunca he oído una explicación satisfactoria sobre la existencia del sufrimiento, en particular el sufrimiento de los inocentes. Conciliar un Dios que es omnipotente y amante con el sufrimiento de los buenos y los inocentes es muy problemático. Ya de por sí es difícil hablar de él. Sin embargo, yo sigo creyendo en la existencia de Dios, que él es amor y que es posible estar en contacto con él.

¿Usted siempre quizo ser escritora?

Absolutamente. Nunca dudé de que eso era lo que yo podía y quería hacer y que psicológicamente necesitaba hacer.

Por lo tanto, ¿es una necesidad?

Sí. Un psiquiatra -creo que puede haber sido Anthony Storr - dijo que la creatividad es resolver con éxito los conflictos internos. La necesidad psicológica de ser una escritora era tan grande como mi necesidad psicológica de tener éxito.

¿Cuál fue el detonante que la indujo a usted a creer que iba a obtener reconocimiento escribiendo libros?

Fue en algún momento a mediados de los años ‘50, cuando de repente me di cuenta de que nunca iba a encontrar el momento conveniente para escribir el primer libro. Usted se convierte en escritor escribiendo. Así que tuve que hacer que esto sucediese. Si no, hubiera tenido que decirle a mis nietos que lo que quería era ser una novelista y que nunca lo había logrado. Así que tuve que empezar, y lo hice.

¿Con qué?

Con "Cubrirle el rostro", una historia tradicional de detectives que está más en la tradición de Agatha Christie que en la de Marjorie Allingham.

¿Qué leyó mientras evolucionaba en su escritura?

Bueno, yo vivía en una casa donde había muy pocos libros, pero desde joven había leído "The wind in the willows" (El viento en los sauces). Me encantó aquella historia a orillas del río. Era un mundo muy seguro. Supongo que he leído la mayoría de los clásicos para niños como "Alice in Wonderland" (Alicia en el país de las maravillas), aunque siempre me han gustado más las historias realistas. Yo no quería que mi heroína entrara en la madriguera de un conejo. Yo quería estar en un mundo reconocible.

Usted es una escritora muy realista.

Sí, lo soy. No me gusta el realismo mágico y no me gusta la fantasía. Por supuesto que acepto que la ficción es una forma artificial. Las historias de detectives pueden ser más artificiales que la mayoría de las historias, pero cada obra de ficción es la forma en la que el escritor ha volcado sus intereses, sus compulsiones, tal vez su neurosis, para proporcionar un mundo de ficción que él o ella espera que sea atractivo para el lector.

¿Escribe usted rápida o lentamente?

Soy capaz de escribir muy rápidamente. Es la trama y la planificación lo que me lleva más tiempo y en los que no puedo ser apresurada. Los personajes, su historia, todo acerca de ellos, ya existen en cierto modo en mi imaginación, así que me pongo en contacto con ellos y vuelco la historia en negro sobre blanco. Por lo tanto, se siente más como si se tratara de un proceso de revelación en lugar de uno de creación, como algo que escapa a mi propia voluntad.

¿Dalgliesh está basado en alguien real?

No, no. Absolutamente no. Yo quería que él fuera un buen profesional de la policía, pero también quería que fuese un ser humano sensible y que tuviese algún tipo de interés artístico. Le di las cualidades que yo admiraba personalmente porque pensé que si no me gustaba personalmente me iba a aburrir con él, si es que tenía la suerte de llevar a cabo una serie de novelas. Además, no quería preocuparme de su vida amorosa o de si su esposa y su hijo fueran cruelmente asesinados. Por eso es viudo.

"Muerte en el seminario" es un libro es al más puro estilo P.D. James. Hay un gran número de muertes violentas, incesto, abuso de niños, familias que no funcionan. Y ahí está usted, la baronesa James, un pilar del "establishment". Es gracioso, ¿no?

¿Se refiere al contraste?, ¿a lo que está pasando con la imaginación de esta bondadosa abuela de ochenta años? Bueno, supongo que soy consciente del mundo real. Hay un mundo ahí afuera y también está el mundo de mi propia imaginación. Los motivos para el crimen se han convertido en un tema difícil en las modernas historias de detectives. Tienen que ser muy fuertes. La lujuria producida por el dinero, por un montón de dinero, sigue siendo una fuerte motivación, como lo son el odio y la necesidad de venganza, el sentimiento de no poder seguir viviendo cómodamente en el mundo mientras mi enemigo existe. Pero, por supuesto, si estamos pensando en cosas como el chantaje, hoy hay menos probabilidades de ser objeto de uno. En cambio el abuso de niños por individuos que en su pasado han tenido una pésima vida sexual, es un pecado de moda.

Cuando usted escribe sobre el maltrato de los niños o el chantaje, ¿cómo se lo imagina? ¿Le deja huellas emocionales?

Queda una huella en mí en la medida en que soy capaz de imaginar la sensación de lo que sería pasar por un trance así. A veces este sentimiento es casi universal. Todos hemos sentido miedo alguna vez. Toda mujer conoce la sensación de miedo que produce ser seguida en la oscuridad, así que no es difícil. En algún momento, todos hemos sentido celos. Estoy segura de que la mayoría de nosotros hemos experimentado alguna vez una rabia asesina. Sí, el escritor encuentra la emoción en sí mismo.