11 de junio de 2009

Cassandra Wilson: "El blues es el verdadero comienzo de nuestra música"

Nacida en Jackson, cerca del célebre delta del Mississippi, Cassandra Wilson (1955) tiene una fecunda trayectoria como cantante, desde el folk y el rhythm & blues de sus comienzos hasta el jazz contemporáneo, un amplio género en el que conviven con naturalidad -dentro de su discografía- el funk, el rap y, fundamentalmente, el blues. Es la cantante de jazz más importante entre las surgidas en las últimas décadas, aunque nunca fue solamente eso; su trayectoria ha sido la de una per­manente búsqueda de las raíces en el sur profundo de los Estados Unidos. Si una de las características del jazz es la manera en que sintetiza músicas de las tradiciones más diversas y las hace propias, Cassandra Wilson es quien mejor expresa el género. Esto ya era evidente en su primer disco, "Point of view", pero fue a partir de su entrada en 1993 en el sello Blue Note, con "Blue light til dawn" que se consolidó como cantante de renombre. En ese disco estuvieron ausentes los grandes instrumentos de la tradición jazzística más reciente -trompeta, saxos- y en cambio aparecieron, dominantes, las guitarras. En "Thunderbird", "Belly of the sun", "Glamoured" y el más reciente "Loverly", se mantiene en ese mundo estético y, de alguna manera, lo profundiza. Con una voz untuosa y aterciopelada, sus canciones se sumergen en el blues, no el de la versión urbana, virtualmente domesticada por el mercado, sino el de las vertientes rurales nacidas a orillas del Mississippi. El periodista Gustavo Fernández Walker obtuvo la siguiente entrevista telefónica con la cantante desde su casa en New Orleans, unos pocos días antes de su presentación en Buenos Aires. La misma fue publicada por la revista "Ñ" nº 294 del 16 de mayo de 2009.¿Produce alguna sensación es­pecial cantar por primera vez en un lugar nuevo?

Es difícil de describir... Sin du­das, produce una sensación muy excitante. La música que hacemos es siempre distinta cada vez que visitamos diversas ciudades, di­versos países. Me gusta conocer los lugares a los que viajamos con la banda, y especialmente si es la primera vez que vamos a actuar allí. Intento adaptar cada actua­ción al lugar que visito: investigo algo antes de ir e intento, una vez allí, conocer el lugar y a su gente. En el caso de la Argentina, por su­puesto, estuve escuchando tango, y tengo pensado recorrer un poco Buenos Aires para obtener una sensación de cómo son los argen­tinos. De esta manera, cada pre­sentación se transforma en un or­ganismo vivo, en el que la relación con el público es muy importante. Esa especie de "investigación" me ayuda a tener una relación más cercana con el público.

Respecto de la elección de los temas, ¿qué busca en una can­ción a la hora de incorporarla en su repertorio?

Yo diría que, en general, tienen que ser canciones que emocionalmente me afecten lo suficiente co­mo para querer convertirme en la transmisora del mensaje que esa canción posee. Me gusta bucear en cada canción, analizarla con profundidad, buscar recuerdos que pueda asociar a ellas... Creo que allí está el secreto para conver­tirme en una verdadera intérprete de esa música. Esa es, también, otra de las razones para buscar esa comunión con el público de la que hablaba. Sin esa comunión, el mensaje no llega.

En los últimos años, parecen ser cada vez más los músicos que recuperan la vieja tradición del blues. Una tradición en la que no sólo es posible rastrear los oríge­nes del jazz, sino también los del rock. ¿Cree que el blues está más presente hoy que hace algunos años?

En el caso del blues, uno puede encontrar ciclos. En la actualidad, creo que, efectivamente, cada vez se está generando una mayor con­ciencia de la importancia que el blues tiene para la cultura norte­americana. Es la verdadera raíz, la fuente de nuestra música, y creo que cada vez más artistas se dan cuenta de eso, y lo dejan ver en sus creaciones.

¿Por qué cree que el blues es tan popular fuera de los Estados Unidos?

Desde ya, una respuesta obvia podría tener que ver con la in­fluencia de la cultura norteamericana en general. Y sin embargo, la música country, por ejemplo, o el béisbol no son populares en todo el mundo. Yo creo que hay algo universal en el blues, un núcleo emocional muy profundo y muy poderoso que excede los límites de una única época o un único lugar. Hay otra característica, que es el hecho de que el blues es, como di­je antes, el verdadero comienzo de nuestra música. Es lo más lejano a lo que nos podemos remontar: esa música describe el profundo dolor de los cautivos que eran es­clavizados en América. Y creo que nosotros, como audiencia, y como intérpretes, reaccionamos ante ese dolor. Nos recuerda el dolor que significaba ser negro en los Esta­dos Unidos.

Dice "significaba", en pasa­do...

Es que creo que hemos dado un paso gigantesco con la elección de un presidente de ascendencia afro americana. Pero se trata de un proceso muy largo y muy arduo, que implica enfrentarse a ese lega­do, a esa marca que la esclavitud dejó en la cultura norteamericana. Un proceso que requiere memo­ria y coraje, pero también perdón. Creo que la capacidad de perdonar es clave en ese proceso.

¿La música puede ayudar en ese proceso?

La música siempre ayuda y per­mite una comunicación mucho más profunda. Es el lenguaje de los ángeles.

Muchas veces dijo que un piano ocupa demasiado espacio y que fueron muchos los discos que prescindían de teclados hasta el último, "Loverly", aparecido hace un año, donde son varios los temas en que canta acompañada por Jason Moran.

Fue para cambiar la estructura con la que venía trabajando. No es que me moleste trabajar con un pianista; depende del pianista, y, para mí, Jason Moran es uno de los mejores pianistas del mundo.

¿Y por qué quiso cambiar estructuras?

Porque amo cambiar estructuras nomás, así de simple.

¿No es que estuviera cansada de otras estructuras?

Seguí lo que me llegaba desde el corazón. En general, amo cambiar las cosas, pero no sé bien por qué. Tendrá que ver con lo que cambia a mi alrededor. Tal vez más adelante lo entienda.

Y ahora, después de casi un año de salido el disco, entiende el porqué de los cambios...

No... Lo más probable es que necesite unos diez años...

"Loverly" también presenta un intenso trabajo con la percusión y no faltan temas con presencia intensa del trabajo rítmico como en "Caravan", el clásico de Ellington.

Eso lo tengo más claro. Fue una poderosa reconexión con ritmos africanos y con otros modos musicales, quería ver qué pasaba cuando la música llegaba desde el fondo, con las raíces.

Usted pareciera muy interesada en las raíces. Sus últimos discos incluyen blues muy tradicionales.

Las raíces nos dicen quiénes somos en realidad. Si no sabemos de dónde venimos, es muy difícil saber hacia dónde vamos.

Ha contado más de una vez que el primer disco de jazz al que tuvo acceso de niña fue "Sketches of Spain", donde Miles Davis interpreta en trompeta el "Concierto de Aranjuez" de Joaquín Rodrigo. Pero se sabe menos acerca de que se pasaba horas en su adolescencia tratando de sacar en su guitarra las canciones de Joni Mitchell. Es más, hay quien ha planteado que su estilo de cantar es una especie de síntesis entre la libertad interpretativa de Sarah Vaughan y la emotividad irónica y contenida de la Mitchell. ¿Hay algo en común entre Joni y Miles?

Sí: los dos son iconoclastas. El disco que dediqué a Miles Davis en 1998 -"Travelling Miles"- no fue inspirado por "Mingus" de Joni Mitchell, simplemente fue un homenaje en el que quise dejar constancia del impacto que su música causó en mi vida.

Se discute mucho si usted sigue siendo una cantante de jazz, luego de haber interpretado canciones que antes fueron cantadas por intérpretes tan disímiles como Sting, The Monkees, Bob Dylan o Caetano Veloso. Es más, consciente de esta posición complicada, su sello sacó hace unos años un disco que recopila sus interpretaciones de clásicos destinado al público de jazz, y más recientemente "Closer to you", donde se la escucha cantando temas de U2, The Monkees y de Neil Young, entre otros, para ampliar así su repertorio y su repercusión. ¿Sigue siendo usted cantante de jazz? Tal vez esté cansada de la pregunta...

Creo que la pregunta es válida, pero que más que nada se la hacen los periodistas. Entiendo por qué sucede esto: deben escribir sobre música. Pero la audiencia jamás me pregunta si estoy cantando jazz o alguna otra cosa. Lo único que quieren es que la música los emocione, nada más.

¿Pero ser cantante de jazz es conectarse con determinadas tradiciones?

Parte de nuestro trabajo como músicos de jazz es capturar el pasado, abrir la mente a un mundo de instrumentos y comprender a la gente, todo eso tiene que ver con el jazz. Creo que el jazz es una disciplina, algo que debemos hacer para alimentar nuestro oficio, para poder comunicar nuestra música. Es más que un estilo o una forma, es un enfoque, una manera de comprender la música, un permanente proyecto.

Por algunos temas con arreglos que recuerdan a la bossa nova y otros detalles, parece que le atrae mucho la música brasileña.

Siempre me gustó, desde que era muy chica. No sé bien por qué, probablemente tenga que ver con el hecho de que la música latina sea un componente importante del jazz. Seguro que muchos conocen lo que Jerry Roll Morton tenía, lo que llamaban el "toque español". La música brasileña tiene mucha fuerza emotiva.

Esperemos que se tope aquí con la música argentina.

Tengo mucha curiosidad.

¿Tiene en cuenta la letra al interpretar una canción?

Depende de la canción. Algunas canciones requieren mucha entrega, pero otras dejan que uno interactúe con la melodía y armónicamente con la banda. A veces puede ocurrir que una canción me atraiga por la letra.

¿Qué show dará aquí?

Todavía no lo decidí pues deseo que sea algo muy especial, será mi primera vez en Buenos Aires.

¿Una pequeña pista?

Veamos... Estoy trabajando a fondo con mi guitarra, es el instrumento más cercano a mi corazón.