4 de junio de 2015

Saskia Sassen: "Hay una tendencia a considerar la existencia de un sistema económico mundial como algo dado, una función del poder de las empresas transnacionales y las comunicaciones mundiales"

En "Expulsions. Brutality and complexity in the global economy" (Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global) queda claro como hoy el mundo se achica cada día más y como se multiplican los seres humanos arrojados a la incertidumbre. Su autora, la economista, urbanista y socióloga Saskia Sassen (1949) es una investigadora que le ha dado nombre y sustancia al pensamiento sobre la globalización. Ha sido una pionera en describir los cruzamientos económicos, políticos, sociales y culturales que la contemporaneidad global ha generado. Nacida en La Haya, Holanda, pasó su infancia y juventud entre Buenos Aires y Roma. Sus estudios los realizó en la francesa Université de Poitiers, primero, en la italiana Sapienza-Università, después, para, finalmente, graduarse en Filosofía y Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires. Luego estudió Sociología y Economía en la University of Notre Dame en Indiana, Estados Unidos, donde obtuvo una maestría y un doctorado. Tras realizar un posdoctorado en la Harvard University, Sassen desempeñó diversas posiciones académicas en universidades de los Estados Unidos y de Europa y actualmente es profesora de Sociología en la Columbia University de Nueva York. Es autora, entre otros ensayos, de "The mobility of labor and capital" (Movilidad, trabajo y capital), "The global city" (La ciudad global), "A sociology of globalization" (Una sociología de la globalización), "Territory, authority, rights. From medieval to global assemblages" (Territorio, autoridad y derechos. De los ensamblajes medievales a los globales) y "Losing control? Sovereignty in an age of globalization" (¿Perdiendo el control? La soberanía en la era de la globalización). A lo largo de su frondosa e influyente obra, Sassen desarrolla el concepto de ciudad global, categoría novedosa para estudiar la ciudad como lugar de intersección entre lo local y lo global; analiza las cuestiones del poder y la desigualdad derivados de los procesos de globalización; y trata temas como el empobrecimiento de las clases medias y sus dificultades para acceder a las formas de comunicación, lo que determina desigualdades sociales y segregación social. Lo que sigue es una entrevista que la autora concedió a Héctor Pavón para el nº 608 de la revista "Ñ" aparecida el 23 de mayo de 2015.


Expulsados del paraíso; desterrados de las ciudades; apartados del gran sistema global. ¿Para siempre?

Todos los procesos de expulsión son agudos, hablo de los que viven en la pobreza extrema y también las clases medias empobrecidas en los países ricos. Desde 2006, por ejemplo, millones de pequeños agricultores fueron expulsados de sus países debido a la compra de 220 millones de hectáreas de tierra adquiridas por unos quince gobiernos y unas cien empresas.

También suma a ese ejército de desclasados a los desplazados que desbordan los campos de refugiados, los presos, los desempleados, los abandonados...

Si se cuentan todas las personas que han sido arrestadas o condenadas alguna vez, ese número alcanza los 65 millones de personas. Es decir, uno de cada cuatro habitantes de Estados Unidos. Otros quedan a la intemperie de la crisis inmobiliaria: nueve millones de estadounidenses han sufrido la ejecución de sus hipotecas.

¿Cuándo arranca esta pobreza motivada por las expulsiones?

Desde la década del '80 vengo analizando y anunciando el ingreso a un nuevo ciclo que conlleva el empobrecimiento de las clases medias y las clases trabajadoras. Entonces, nadie me creía y se insistía que, al contrario, íbamos hacia una mayor prosperidad para todos. Uno de los pocos lugares donde se vio esa prosperidad fue en China. Allí el factor clave fue la expansión masiva del sector manufacturero -un sector económico distribuido con muchos y diversos tipos de trabajadores- lo opuesto de las altas finanzas. El borde del sistema es un espacio de expulsiones. Durante el keynesianismo ese borde era un espacio de inclusión, de incorporación y no porque ése fuera el paraíso sino porque se incluía la producción y el consumo masivo. Hoy eso cambió.

¿Qué formas guardan los expulsores: son los Estados, los gobiernos, el sistema financiero?

Bueno… ¡nadie me preguntó ni me respondió! Por una parte, el Estado empieza a "ver", a entender lo que debe hacer, usando el ojo de las corporaciones o de las grandes empresas globales. En ese sentido, Estado tras Estado aceptan e implementan lo que esas empresas piden: privatización y desregulación de todos los sectores. Por otro, las grandes empresas empiezan a hacer reclamos que casi casi insultan nuestra inteligencia... pero los gobiernos los aceptan. Cuando se debatía en la Organización Mundial del Comercio (OMC) muchos estábamos escandalizados ante los privilegios que se les concedía a las corporaciones. El caso ejemplar fue el de una compañía que le hizo juicio al gobierno canadiense porque las regulaciones sobre el medioambiente les daba pérdidas de ganancias. Eso generó escándalos y llevó a un cambio en la OMC en ese entonces. Pero ahora, con los nuevos tratados de las sociedades de comercio, eso se ha llevado a un extremo y casi nadie parece saberlo. Estos nuevos tratados eliminan el rol de los Estados, y si hay una disputa, los jueces son los abogados de las corporaciones. ¡Justicia privada! En realidad estos son tratados que buscan proteger al máximo a los inversores. No son sociedades de comercio, son sociedades de inversiones. Y son una manera de escapar a las nuevas condiciones de la OMC... Imagínate a lo que hemos llegado. Esta acumulación de derechos es un ensamblaje de instrumentos y derechos que privilegia sobre todo a las grandes empresas. El problema es que nuestros Estados han perdido distancia con esas empresas. Ellos miran con el ojo corporativo. Hay una formación activa de un espacio operacional global que continúa con toda una serie de privilegios para las corporaciones.

¿Sólo hay un ganador?

Cuando yo me pregunto quién gana, quién obtiene derechos hoy, la respuesta es: las corporaciones. Excepto sobre cuestiones culturales y de identidad como el casamiento gay, los derechos de transexuales, etc. Pero vamos perdiendo muchos otros derechos como ciudadanos; hay expulsiones sistémicas complejas, son micro destierros que ocurren dentro de nuestros países.

¿Coincide con el renombrado economista francés Tomas Piketty, que la clave y el obstáculo a sortear de este momento es la desigualdad y la injusta distribución de la renta?

Sí, pero sólo hasta cierto punto. La desigualdad es una distribución, y en algunos casos es menos justa que en otros. Pero no es una explicación, o es demasiado parcial para entender el momento corriente. El punto de partida es que existe toda una serie de condiciones extremas que no se pueden captar en términos de "desigualdades", que es la categoría que domina en gran parte el debate hoy. Pienso en la depredación de la tierra y la contaminación de las aguas; en la destrucción de proyectos de vida de esta tercera o cuarta generación de la posguerra; en la extrema concentración de riquezas que vemos en tantos países desde Estados Unidos a Rusia y China, y de Nigeria, Angola o Filipinas. Pienso también en la compra masiva de tierras en el Sur global. Son todas condiciones que no se pueden analizar o explicar simplemente en términos de la desigualdad.

Hasta en Davos se habló de desigualdad. ¿El capitalismo le teme a una sociedad con diferencias sociales?

¡Tú lo has dicho!

¿De qué modo el concepto de expulsión se aplica al extractivismo del medio ambiente?

El saqueo empezó hace tiempo. En el libro planteo un argumento desde la mirada de la biósfera que maneja nuestras destrucciones, si bien en base a su temporalidad mucho más lenta que la nuestra. Pero desde hace unos treinta años ya no puede manejarla en muchas partes. Por eso hablo de "tierras muertas" y de "aguas muertas". Lo de "cambio climático" suena demasiado bello, ingenuo, y debe tener más brutalidad en su expresión para que pueda ser tenido en cuenta. No es suficiente para denominar lo que está sucediendo. Tenemos que llamar las destrucciones de este último siglo con un vocabulario mucho más severo y preciso. Así es como hablo de "tierras muertas"; nosotros las matamos con nuestras prácticas de cultivo, porque en lugar de usar los conocimientos profundos de antiguas generaciones que tienen en cuenta a la biósfera -como la rotación de cosechas- hoy buscamos maximizar la producción con pesticidas y fertilizantes para vender más en el mercado. Podemos pensar estas tierras muertas y aguas muertas como agujeros en el tejido de la biósfera. La enorme demanda de tierra y agua, la pobreza que crece, el desalojo de la flora y fauna para desarrollar plantaciones y minas redefinen vastas extensiones de tierra como sitios aptos para la extracción.

¿Y el agua? Tanto las megamineras como Coca Cola se la disputan.

Todos contribuimos; hay una demanda de agua "purificada". Tan sólo en Estados Unidos, Nestlé "retiró" en 2003, 7 billones de litros para su producción de agua embotellada. En la India, en el año 2000, la Hindustan Coca-Cola Beverages empezó a extraer 510 mil litros diarios. Hacia 2003 no quedaba agua potable en un radio de 10 km. alrededor de la planta.

En California se ha construido una universidad en el lapso en el que se edificaron veintidós cárceles. ¿Las prisiones reciben a los expulsados que no logran el sueño americano?

En "Expulsiones..." desarrollo la noción de que hay que reexaminar toda una serie de condiciones compartidas por prisiones y campos de refugiados, espacios controlados. El encarcelamiento masivo aparece hoy ligado al capitalismo avanzado a través del delito. La mayoría de los encarcelados son personas sin trabajo y que hoy no encontrarían trabajo. Hace veinte años esto no era así, un preso tenía posibilidades de rehabilitarse y conseguir empleo. Los presos de Estados Unidos y Gran Bretaña representan el excedente de población asistémica similar al que presentaban los brutales comienzos del capitalismo. A mí me interesa relocalizar toda una serie de condiciones extremas en un espacio conceptual compartido incluso por quienes pertenecen a mundos y situaciones radicalmente distintas (prisiones y campos de refugiados). Es una manera de hacer hincapié en la proliferación de espacios de expulsados. Perdemos esta perspectiva cuando examinamos cada tipo de condición en su sistema social. Al hablar de tierras y aguas muertas planteo una forma de reposicionar el problema a escala planetaria y así hacerlo visible. Lo mismo con las prisiones y campos de refugiados a los que se suman los millones que están perdiendo sus casas en Europa y Estados Unidos después de la crisis. Y podemos agregar los miles de "migrantes" (refugiados) que nos muestran un futuro aún pequeño, que crece a saltos... Y mientras la destrucción acelerada de la biósfera y las nuevas guerras gradualmente van restringiendo la tierra donde se puede vivir.

Su idea de ciudad global ha sido resignificada, ¿cómo se usa hoy?, ¿todavía explica la ciudad actual?

Sí, ahora es un concepto de dominio público y se usa bien y se usa mal; se usa de muchas maneras distintas. Pero, a aquellos que entendieron mi concepto -y son muchos y ahora ya son varias generaciones de estudiantes- les resulta útil porque permite combinar elementos que conceptualmente pertenecen a dominios diversos: lo global, lo local, los con poder y los sin poder que pueden hacer historia en estas ciudades globales, de maneras que no lo podrían hacer en una plantación o una pequeña ciudad provincial. Yo desarrollé una estructura analítica para manejar datos y tendencias que se dan en distintas escalas y no es tan fácil manejar ese análisis. El libro es bien pesado y difícil. El concepto tiene suficiente resonancia que viene usado de maneras muy diversas por los que no leyeron el libro o no trataron de entender mi análisis. Pero eso está bien, es lo que pasa una vez que algo entra al espacio público. Y una linda manifestación de esto es que toda una nueva generación de estudiantes y profesores -con fuerte formación teórica- lo van usando de una manera nueva que está basada en un análisis correcto de lo que yo escribí.

Recientemente dijo que los ejes Washington-Nueva York-Chicago o Hong Kong-Shanghai-Pekín van a ser más importantes que Estados Unidos o China. ¿Qué cambios implica esta idea en la concepción actual de los Estados nación y de las ciudades?

Bueno, mi argumento es que si bien los gobiernos nacionales (básicamente el poder ejecutivo, sea presidente o primer ministro) continúa siendo el eje principal de las relaciones internacionales formales, esta modalidad representa menos y menos de lo que podríamos llamar el espacio geopolítico global. Un rol creciente y ascendiente (pero que no va a remplazar a los gobiernos nacionales) es el de un gran número de ciudades que se conecta a nivel práctico, para solucionar problemas. Por ejemplo, creo que las ciudades y sus redes internacionales son mucho mas efectivas en avanzar la cuesta de la protección al medio ambiente que los gobiernos nacionales a nivel internacional. En Río, cuando se celebró el encuentro RIO20+ hubo una excelente reunión de alcaldes, que demostraron cómo han aprendido realmente a tener sesiones de trabajo, que pueden aprender unos de otros. Dos días más tarde llegaron los representantes de los gobiernos nacionales y cayeron en la vieja discusión -que no lleva a nada- del derecho al comercio de carbón. Entonces surgió una especie de nacionalismo cuando dicen "me importan más lo derechos para comerciar carbón". Desastroso.

¿Y cómo se reordena la geopolítica global?

La segunda parte del análisis es que lo que se está haciendo muy visible hoy en día es el control del esquema de las relaciones internacionales formales entre gobiernos. Cuando un premier visita a otro país, en realidad es una visita de ciudad a ciudad, no visitan al "país". Cuando el premier de China visitó Estados Unidos, llegó de Beijing y fue a Washington y a Chicago. ¡Nueva York se quedó muy ofendida! Este sería un segundo elemento en esta urbanización parcial de la geopolítica global.

Por otro lado, ¿qué papel están jugando los intelectuales en el contexto de la crisis?

Un rol débil. Pero después de años de críticas y de decodificaciones de las narrativas del poder, empieza a surgir una especie de inteligencia colectiva crítica en el pueblo/el público general en cuanto a las modalidades que los grandes sectores económicos y financieros nos vendieron en los últimos veinte años. La crítica de la política de austeridad en Europa es un ejemplo de esto. Yo vengo hace tres décadas desarrollando un análisis crítico, que empieza con el libro de la ciudad global.

Le reitero la pregunta que usted se hace en el final del libro: ¿A dónde van a parar los expulsados?

Para los Estados y las economías son invisibles y es nuestro deber visibilizarlos. El espacio de los expulsados se expande del mismo modo que crecen -gracias a la toxicidad del desarrollo- los campos de tierra muerta y agua muerta.